jueves, 13 de marzo de 2014

CRÓNICA DE UN ÉXTASIS ANUNCIADO

JAIME FERNÁNDEZ-MIJARES


Todo comienza en 1884 en Estados Unidos, cuando, un Juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Oliver Wendell Holmes, proclama  ahora es cuando debemos preguntarnos qué podemos hacer por nuestro país. Setenta y seis años más tarde, Kennedy se inspiraría en aquella frase para acuñar aquello de No te preguntes que puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu nación. Observando los gestos de JFK o cualquier otro presidente, amén de sus luces y sombras -alargadas sombras-, vemos como las sociedades anglosajonas tienen un admirable sentido de la historia.

Si vamos a semanas atrás, asistimos a ese “congreso” del Partido Popular Andaluz, en el que se nombra a Juan Manuel Moreno presidente de los populares -en un éxtasis de abrazos y sonrisas- . Digamos que se nombra, por no decir se señala. Desde antes y después del congreso se nos procura presentar a Moreno como Juanma. Es conocido por todo español y andaluz, el empeño eterno de la política, de aquel y el otro lado, de presentar a sus líderes como el vecino de arriba, abajo y el de planta. El PSOE tenía a Pepe, que fue designado por Manolo. Pepe designó a Susana, que pactó con Diego, cuyo partido dirige Antonio, que no está en el parlamento, al igual que Juanma, que fue precedido por Juaninasio, alcalde de Sevilla, que sustituyó a Arenas. No, Arenas sólo era Javié en el Partido Popular. Si todos estos hubieran sido vecinos -los vecinos simpáticos que constantemente nos presentan como nuestros gobernantes- , Javier era el que se apuntaba el último a jugar al padel y el que, como castigo, tenía que alquilar la pista.

¿Por qué la constante de presentarlos como si fueran nuestros vecinos y no como lo que realmente son? A los novísimos asesores, y no tan novísimos -véase Arriola-, les cayó la breva con Facebook y Twitter. Suponen una gran Iron Curtain, vulgo Telón de Acero, para la sociedad que los elige, pues ese telón de acero viene a convertirse, muy fácilmente, en una distancia de seguridad y zona de confort que impide, más bien ayuda, al político a no ir a la zona del pánico, a explorar zonas nuevas, a que le digan en un salón de grados o de actos de una facultad usted no me gusta, intente convencerme. 

El cómodo sofá, que es la red social de Dorsey o la de Zuckerberg, se transforma en anestésico cuando el político pisa la calle y se convierte, valga la redundancia, en lo que nunca dejó de ser: una persona normal que, en ocasiones, olvidó que fue elector, como los que le eligieron. Hace unos días, leía una magnífica entrevista a Luis Carlos Rejón, en la que venía a decir algo así como que no existe la oposición en el parlamento andaluz. Maíllo está fuera, Juanma Moreno también. Cierto es, no existe la oposición o al menos sus líderes fácticos, en el parlamento. Qué razón tenía don Diego cuando muestra su rechazo a que los problemas de los andaluces se solucionen en los despachos de San Telmo, tiene razón, se solucionan en el parlamento. -Me viene ahora a la cabeza aquello si no ganamos en el campo, ganaremos en los tribunales, ¿sabe usté?, pero dejemos a Don Manué en paz, no me hagan caso-. La oposición representa lo contrario a aquello que ocurrió en el parlamento inglés cuando gobernaba the Iron Lady:

 -Ustedes solo saben oponerse a todo.
-Oiga, Señora Primera Ministra, es como si nosotros le decimos que usted solo sabe gobernar.

La oposición ni si quiera se opone, mientras la presidenta dice, expresa, inaugura, expone, menciona, nombra –esto último se da muy bien en la Junta y demás instituciones públicas- , formula, anuncia, enuncia, enumera, observa etc. Como si fuera un eterno sainete para el disfrute de ellos. El caso es que don Antonio muestra su rechazo a que don Juanma visite a doña Susana en su despacho, porque para solucionar los problemas está el parlamento, ahora bien, el líder de IU, puede que esté escupiendo hacia arriba, y ya sabemos que pasa por la acción de la gravedad. Sí, que el también la visitará en su despacho, ¿por qué? Porque no está en el parlamento, no existe, a día de hoy, la oposición. Por esa razón, las encuestas son dulces y la legislatura un paseo militar, porque ni hay oposición y siempre es útil el manido argumento de la culpa es de Moncloa. 

Durante mi estancia en Estados Unidos en 2008 recuerdo como todos los políticos se reunían para dirigirse a la ciudadanía hasta en las puertas de los supermercados. Voy más allá, Ron Paul abarrotó un auditorio de Columbia para dar una conferencia en su carrera a la nominación republicana para las elecciones de 2012. Ed Milliband -líder del Labour Party inglés- llenó el salón de actos de una universidad inglesa hace unos meses, para dirigirse a sus alumnos, para que estos lo conocieran, el mismo que llenó Cameron, con el mismo fin. En España no esperamos a los políticos en una Universidad si no es cuando ya se han retirado.

Miren, no nos interesa el cómo fue, nos interesa el cómo es, el cómo será. Nos interesan que nos conozcan y que sepan nuestras inquietudes y necesidades. La ciudadanía no necesita salvadores ni políticos revestidos de héroes que tienen en la boca el mantra que sacó a pasear don Juanma el otro día, la política es el arma más eficaz para cambiar la sociedad. 

Juan Manuel Moreno Bonilla, bautizado como Juanma I


El cambio y su fuerza son los ciudadanos, y su única obligación es hacer la vida de los ciudadanos más fácil. Aquí no se les dio carta blanca para que sigan con el tramo medio de IRPF más alto de España y que la oposición calle, no se les eligió para que se amenace con un impuesto a grandes superficies y la oposición no sea capaz de tener luces para saber que eso es una peligrosa doble imposición que esquilmaría el consumo. A ustedes no se les eligió para que impulsen políticas de subvención, pues esas políticas solo generan eso: subvención. Se les elige para que sean consecuentes e impulsen políticas de inversión, que es la que genera movimiento, y además, inviertan bien, y no despilfarrando, creando, por ejemplo, un fondo de inversión en capital riesgo, público, que era su máquina de perder dinero.


A ustedes, en definitiva, no se les elige para que se crean vecinos nuestros, a ustedes se les elige respondiendo a la pregunta que nos hacen a nosotros, ¿qué podemos hacer nosotros por nuestro país, nuestra comunidad? Lo que podemos hacer es delegar nuestra soberanía en ustedes, nuestros representantes, y obren en consecuencia como personas normales que son. Pues no son seres superiores, son personas. Así que, vayan a las universidades, entradas de supermercados; dense de bruces con la realidad, exploren su zona del pánico y dejen en la jaula al pajarito azul y guarden la F blanca de Palo Alto. Respondan a una pregunta, todos, de todos los colores, ¿qué pueden hacer ustedes por Andalucía?

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