miércoles, 30 de abril de 2014

YO, COMO ENTIENDO DE...

ANTONIO LEAL


Existe en Andalucía una especie de estirpe, no se si incluso tribu urbana, arquetipo o ejemplar que el Maestro del carnaval D. José Luís García Cossío se encargó de inmortalizar. Creo totalmente innecesario glosar más presentaciones, les hablo de alguien que ustedes conocen a la perfección, se trata de la figura del “enterao”. Este arquetipo se encuentra arraigado en Sevilla de una manera un tanto especial, debido entre otras cosas a sus particulares formas y procederes. En la Muy Noble, Muy Leal, Muy Narcisista, Ombliguista y Figurona ciudad de Sevilla, si uno no sabe de un determinado tema o simplemente no es capaz de sostener una opinión aparentemente íntegra y fundada respecto a algún suceso, independientemente de que pueda escapar por completo al campo de especialización o los intereses del individuo, éste será automáticamente denostado y tachado de paria. De esta forma, resulta descorazonadoramente común la infiltración de los denominados “maestros liendre” –que de todo saben y de nada entienden– en todo tema de actualidad que se precie. Las redes sociales han contribuido, a veces de forma exponencial, a fomentar un cierto clima manido y desagradable en el que abundan tanto las opiniones insípidas como las críticas desde la suma ignorancia.

Uno de los últimos casos en los que se ha podido apreciar la abundancia de enteraos en esta ciudad ha sido a raíz del anuncio de que Sevilla contará con el auditorio multiusos más grande de Europa. Sevilla Park, que es como vendrá a llamarse el futuro auditorio, contará con un aforo de más de veinte mil personas y, para mayor “escarnio” y ante la sorpresa de propios y extraños, el proyecto viene promovido en su totalidad por iniciativa privada. Parece que un proyecto de semejante magnitud, que contribuiría decididamente a la generación de cientos de puestos de trabajo directos y además repercutiría en las arcas de muchas empresas locales, así como en la generación de empleo indirecto a través del efecto arrastre, únicamente podía ser recibido como un regalo, bendición o maná celestial que nos ha sobrevenido. Por el contrario esto no ha sido del todo así. No han tardado en aparecer los enteraos de turno, poniendo pegas a diestro y siniestro y por supuesto, recurriendo a escasos y tiernos argumentos. Permítanme la licencia de parafrasear al inigualable Selu de Cádiz. Los enteraos argüirían para esta ocasión algo de esta guisa: “Yo, como entiendo una mijíta de auditorios porque me he llevao treinta años actuando de telonero del Mani y Ecos del Rocío…”. Et voilà, c’est suffit! Venia más que concedida para llevar a cabo juicios de valor sobre la conveniencia, el impacto económico y la viabilidad del proyecto en cuestión.

José Luis García Cossío, El Selu


Por favor, no me malinterpreten. Soy de los que opinan que la diversidad de opiniones y la crítica constructiva son realmente necesarias y contribuyen al progreso y la mejora de una idea. No obstante, no es de recibo que se caiga tan a menudo en la crítica parcial y obstinada. Los principales argumentos que se esgrimen en contra de este proyecto van desde que en Andalucía y especialmente en Sevilla somos “tela de rancios” y no demandamos ese tipo de espectáculos, hacia que, en realidad, ya existen en la ciudad espacios donde celebrar tales eventos. El primero de los argumentos, por cuanto de pueril y miope tiene, pienso que no es siquiera digno de réplica. Pero en cuanto al segundo de los argumentos, sí que considero que vale la pena realizar algunas puntualizaciones. Es cierto que existen en Sevilla espacios destinados a la realización de conciertos y eventos musicales, como el Auditorio Rocío Jurado, un espacio abierto con aforo para ocho mil espectadores, el Teatro de la Maestranza con capacidad para 1800 espectadores o el flamante Auditorio cubierto de Fibes, con capacidad para 3200 personas –entre otros–. Además está el Estadio Olímpico, más lastre que herencia y último resquicio del sueño olímpico que alguna vez encandiló a Sevilla. Si bien el Estadio Olímpico de la Cartuja ha acogido espectáculos musicales de primer nivel como conciertos de de artistas de la talla de Bruce Springsteen, Madonna o Alejandro Sanz, las empresas que se dedican a este negocio señalan que esta opción no es rentable, en tanto que no se trata de un espacio diseñado para conciertos; no está cubierto, de modo que las inclemencias meteorológicas obligarían al aplazamiento o suspensión del concierto; su acústica no es la más deseable, lo cual conlleva a que se incurra en mayores gastos en equipos de sonido; y además, se incurre en importantes gastos de montaje y desmontaje de un escenario itinerante, lo cual repercute también en el coste de las entradas. El resto de espacios con los que cuenta la ciudad, como el Auditorio Rocío Jurado, el Maestranza o Fibes, cuentan con unos aforos que se antojan cortos para este tipo de ídolos de talla internacional. Sería un sano ejercicio que los enteraos pusieran el cerebro en funcionamiento antes que la lengua en movimiento. Planteémonos lo siguiente: si de verdad Sevilla cuenta en la actualidad con posibilidades para albergar este tipo de espectáculos, ¿por qué no se llevan a cabo?

El proyecto Sevilla Park pienso que se diferencia de otros proyectos megalómanos y faraónicos, a los cuales nos tienen tristemente acostumbrados en esta tierra, en varios aspectos: en primer lugar en que los 180 millones de euros en los que está proyectada la inversión provienen de las arcas de una serie de empresas de iniciativa privada. Con lo cual, se evita que a la primera de cambio le acaben tomando el pelo al ciudadano con irregularidades, sobrecostes, errores de cálculo y presupuestos inflados. Si por algo se caracteriza la iniciativa privada es por no despilfarrar y tirar el dinero en saco roto. Aquí prima el interés económico y empresarial, y quedan lejos los intereses meramente políticos o partidistas. En segundo lugar, las empresas que hay detrás de este proyecto son empresas altamente especializadas en la organización de eventos y la industria del ocio y, si han estimado que Sevilla puede ser un filón y un lugar interesante para invertir, dudo mucho que lo hagan a tientas o dando palos de ciego, sino porque realmente considerarán que en Sevilla hay potencial para llevar a cabo su proyecto empresarial.

Boceto del parque temática Sevilla Park Arena


En una región que arrastra un retraso económico secular, con una tasa de paro del 36%, una tasa de desempleo juvenil desalentadora, carente de un tejido industrial sólido e inmersa en un escenario político salpicado de escándalos, corrupción, clientelismo, enchufismo y malversación, iniciativas empresariales e inversiones de este calibre habrían de ser recibidas como agua de mayo. No es momento para el catetismo ni el ombliguismo, ni para permitirnos seguir naufragando en la insignificancia, sino para, al menos, permitirnos otear el progreso.

lunes, 28 de abril de 2014

LA QUÍMICA DE LA ORIGINALIDAD

JAIME FERNÁNDEZ-MIJARES


Líbreme el Dios que fuere de discernir entre lo original y lo plano o vacío. No soy quien para decirle, querido lector, qué debe o qué no gustarle. No vine aquí a hablar de mi libro –acabo de espantar a don Francisco Umbral- pero sí vine a hablarles de algo revolucionario, que es clásico, pues lleva desde siempre con ustedes: originalidad. Y ya de paso les muestro cómo los tópicos culturales no son tópicos, y sí fuente principal de riqueza intelectual. Todo va en una sinergia permanente. Ganar y perder, el cambio y el estatismo, tienen siempre la misma identidad, esto es, belleza y fragor.

Lo sé, en este cuaderno Diego Bermúdez se encargó de echar abajo los tópicos desde un punto de vista económico, puedo entonces yo encargarme de la tarea de hacer de las tradiciones algo honroso, cuando, por muchos, son denostadas bajo el simple y vacío argumento de ``limitan nuestra capacidad´´. De Bartolomé de las Casas se habla poco, desafortunadamente. Aquél hombre revolucionó la filosofía. Dijo y dejó escrito el fraile que había seis factores que condicionan el grado intelectual humano:

1)      La influencia del cielo
2)      La disposición de las regiones
3)      La compostura y buena disposición de los sentidos exteriores e interiores
4)      La clemencia y suavidad de los tiempos
5)      La edad de los padres
6)      La bondad y sabiduría de los alimentos

Las Casas llega a la brillante conclusión de que la capacidad y buen entendimiento de los hombres están sujetos a las cualidades de los lugares y partes de la región y disposición de la tierra y a los aires que en ella corren. No puede ser esta visión entendida como la suerte de haber nacido en Andalucía, en Sevilla, la suerte de ser cofrade, feriante, amante del campo, la mar… –lo siento, señor Gragera-. No puede ser concluida esta disertación como suerte, porque entonces nos adentramos en los oscuros rincones del azar, y, por consiguiente, es contraproducente estar orgulloso de ser de un sitio, porque entonces somos orgullosos hijos del azar, y, permítanme les diga, el azar es poco más que la literatura fantástica a la que equiparaba Borges a la teología.

Fray Bartolomé de Las Casas


Las condiciones antes descritas –con mayor y menor acierto- nos condicionan en nuestro desarrollo; y, querido lector, déjeme describir la situación personal: para vivir en Asturias, alguien que no sea de allí, necesita psicólogo para aguantar tanto cielo nublado y lluvia, yo, por suerte, me crié entre lo bueno –Asturias- y lo mejor, Andalucía, y aprendí a sobrellevar el mal ánimo que da la lluvia. Despréndanse del mal tópico de “qué graciosos que son estos andaluces”. Disculpen, no soy gracioso, es que tengo mejor humor porque veo el sol, mi región está bien dispuesta, obro con buena fe, soy fiel reflejo de mis progenitores y qué puedo decirle de los alimentos.

Quizás la gran crítica al genio de Bartolomé de las Casas –junto a Juan de Mariana- es el intento de justificar el tiranicidio, esto es, que cualquier restricción de la libertad no podrá llevarse a cabo si no es con el consentimiento del pueblo, cosa que, hoy día y cuando fuere, resulta del todo irracional. La conclusión es que según esos seis postulados, esto, lo que ustedes y yo vivimos no es menos que lo que tenemos y no es motivo de orgullo nacer donde se nace, es fruto de orgullo crecer con base en el reflejo de donde vivimos y de quienes vivimos y aprendemos. Y es aquí donde se entronca con Martha Nussbaum.

Martha Craven Nussbaum fue reconocida con el premio Príncipe de Asturias de Humanidades en 2012, reconociéndose, entre otras, su labor en la elaboración de un concepto de cosmopolitismo y ciudadanía mundial, y esta idea supone considerar el igual valor de todos los seres humanos como una limitación reguladora de nuestras acciones y aspiraciones políticas. Por tanto, habrá que reconocer la humanidad allá donde se encuentre y conceder a la razón y capacidad moral el mayor respeto y lealtad. Si Las Casas determina seis factores, Nussbaum delimita cinco círculos:

1)      El yo
2)      La familia inmediata
3)      La familia extensa
4)      El vecindario
5)      La humanidad entera

Si Las Casas abre su mano, da la mano a Nussbaum. ¿Por qué? El filósofo dispone seis factores que condicionan nuestro desarrollo y la pensadora neoyorkina describe seis círculos de relación que también condicionan nuestro desarrollo personal e intelectual. Baste decir, además, que una de las banderas del pensamiento Nussbaumiano es la dinámica de no abandonar las circunstancias, porque son nuestra identidad.

Martha Craven Nussbaum


Por tanto, es especial el valor que tiene la profunda tradición intelectual andaluza. No es, en definitiva, un señorito andaluz carca y retrógrado aquel que disfrute de sus tradiciones e indague en ellas para seguir aprendiendo, pues como afirma Martha Nussbaum son fuente primera, constante e irrenunciable de conocimiento que el ser humano tiene. El andaluz vive, porque nada de lo humano le es extraño… y la emoción ante la tradición es igual de legítima que la emoción ante el genio de Nielhs Bor. No claudiquemos tan fácilmente ante el tópico de la gracia y el arte. Son ciencia las tradiciones, en Andalucía, en USA, en China o en Djibuti. Seamos pues igual de genios que Bartolomé de Las Casas, somos química fundida y abrazada a la originalidad de una propia identidad que forjaran Infante, Izquierdo y Vázquez en un Ateneo de cuyo nombre siempre quiero acordarme.


lunes, 21 de abril de 2014

SOBRE LAICISMO Y OTRAS MENTIRAS



CARLOS AFÁN


Intentaré abordar el problema del laicismo en España sin entrar a valorar el porqué una Ministra de Trabajo se encomienda a la Virgen del Rocío para crear empleo o el porqué un Ministro de Interior concede la más alta condecoración policial a Nuestra Señora María Santísima del Amor y no a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que se parten la cara día tras día para proteger a los que acudimos pacíficamente a las manifestaciones.


La pasada Semana Santa me ha dejado instantáneas de muchos cargos públicos que difícilmente voy a poder olvidar, entre ellas las innumerables fotos de Juan Ignacio Zoido, alcalde de la ciudad de Sevilla, en su perfil de Twitter; nadie diría que es alcalde en un estado aconfesional como así se promulga en la Constitución.

Porque todos sabemos que aunque esta característica de nuestro Estado no se cite de manera explícita, como bien sabrá el regidor sevillano, como buen juez en excedencia que es, la jurisprudencia ha destacado que aquel ‘Ninguna confesión tendrá carácter estatal’, que reza el artículo 16 de nuestra Carta Magna hace referencia a un espíritu de estado laico que no termina de llegar, dada la omnipresencia del catolicismo en todo tipo de actos institucionales que no hacen sino convertir de facto a la religión católica en religión oficial del Estado.

No nos terminaremos de creer las bondades de un estado laico hasta que no eliminemos la eucaristía en los funerales de Estado o hasta que no se suprima la figura del Arzobispado Castrense del ejército español. Y qué decir de los episodios que rozan el esperpento a la hora de jurar el cargo de turno, si ya hay quien jura sobre la Constitución para después hacer lo que quiera con ella, no quiero ni pensar qué harán cuando juran también sobre la Biblia o ante el crucifijo.



Cuando critico que un cargo municipal acuda a una procesión, no estoy criticando el hecho de que lo haga per se, sino que lo haga desde su cargo público. Porque cuando uno sale elegido, lo hace para representar a la ciudadanía, y no a parte de esta.

De igual modo considero que la presencia de la Guardia Civil en las procesiones, lejos de estar encaminada a asegurar el mantenimiento del orden público en un acto con asistencia masiva de personas, está más relacionado con el hecho de realzar la solemnidad de un acto religioso de la confesión católica, tal y como lo considera la STC 101/20041, y es un hecho que no debe de permitirse si no es para cumplir la primera de las funciones.

Parece que aún no hemos terminado de entender que el laicismo no es más que la base para una convivencia respetuosa entre todas las creencias que se profesan en el Estado. Una ley de mínimos, por así decirlo. Ser laico es mucho más que creer o no en Dios, no significa ser ateo y ni mucho menos anticlerical; ser laico responde a gozar de una sana independencia sobre cualquier poder religioso, para poder garantizar la libertas conscientiam excluyendo de esta forma valores morales que impiden a todas luces el ejercicio de una democracia bien entendida.

Para todo ello, qué duda cabe, es necesario revisar los acuerdos que España sigue manteniendo con la Santa Sede, y si es necesario suprimirlos, pero no por puro electoralismo o política visceral de trinchera, sino como un auténtico gesto hacia una madurez democrática. En este tema, el Partido ha dejado mucho que desear; comprensible es que por haber gobernado en un periodo tan próximo a los pactos necesarios que se hicieron durante la Transición, Felipe González considerara poco oportuno hacerlo, pero era un deber para un joven José Luis Rodríguez Zapatero llevar a cabo esta separación, y no dejar el proyecto en un cajón de la Moncloa.

Tampoco es un tema que parezca preocupar especialmente a la Presidenta de la Junta de Andalucía, la socialista de toda la vida Susana Díaz, la cual no tuvo ningún reparo en asistir a actos religiosos como el del Cristo de la Buena Muerte de la Legión o el de Jesús El Cautivo de Málaga. Me da igual lo amiga que sea de Antonio Banderas o María Teresa Campos, es irrelevante, si quiere asistir a ese tipo de actos que lo haga en calidad de andaluza de a pie, y no de Presidenta de Comunidad.



Sólo una frontera nos separa de Francia, Estado laico por excelencia, del que mucho debemos aprender en este aspecto. Y es que hace ya más de un siglo, en 1905, se establecía la Ley francesa de separación de la Iglesia y el Estado, la cual reconocía la neutralidad del Estado o la libertad en el servicio religioso. Desde que se estableciera en la Tercera República por el Bloc de Gauches de Emile Combes, son muchos los gobiernos conservadores que han logrado alzarse con la presidencia y ninguno de ellos ha logrado enmendar un ápice de la ley, y todo ello porque no se concibe que se toque un principio tan elemental como es el carácter laico de su Estado. ¿Se imaginan esta situación en un país como España, donde todo Gobierno que se precie tiene que hacer su propia Ley de Educación y abolir la del contrario?


De nada de esta problemática tiene culpa la Iglesia, es lícito que ellos mismos entiendan, tal y como ya dejó claro Jorge Bergoglio en una homilía2 en 2010: “Al hacer como si Jesucristo no existiera, al relegarlo a la sacristía y no querer que se meta en la vida pública, negamos aquellas cosas buenas que el cristianismo aportó a nuestra cultura”.


Con esto quiero decir que la pretensión de la Iglesia a estar siempre presente en nuestra sociedad va a ser una pretensión legítima y del todo lógica, pero que no debe ser permitida por los representantes políticos y legisladores de un estado democrático.

“Nadie será molestado en razón de sus opiniones, aun las religiosas, en tanto que tales manifestaciones no interfieran con la Ley y el Orden establecidos.”
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano

Referencias:

jueves, 10 de abril de 2014

LA ANDALUCÍA DEL MAÑANA

GONZALO GRAGERA


Amanece, que es poco. Andalucía quizá tan sólo sea ese sueño que los andaluces llevamos dentro. Un sueño que se desvanece en la rutina de las administraciones, en los autos redactados en los juzgados de instrucción, en lo prosaico que resultan los mensajes y el eslogan; el pensamiento resumido a la brevedad de la propaganda política. Somos hijos de nuestro tiempo, tiempos de forma y no de fondo, de continente y no de contenido, recuerden aquellos institutos que fomentaban el uso de las nuevas tecnologías sin una red de internet óptima que proporcionara a los alumnos los conocimientos que esta iniciativa, a priori, propugnaba; recuerden la defensa de la educación pública –como si la educación en sí, sin apellidos, no fuese un valor a defender- mientras, en el otro lado del río, el gobierno andaluz mantiene una deuda de seiscientos millones de euros con las universidades, ¿manifestaciones y movilizaciones desde los rectorados y demás movimientos estudiantiles? Ni están ni se les espera. Nos prometen una salvación de los justos que nunca llega. Todo es un tiempo verbal futuro, un “será” que nunca es, y al igual que Quevedo, empiezo a ser un fue y un es cansado. Un fue y un es cansado de tanto juicio final, de tanto edén, de tanto paraíso terrenal que es ciencia ficción en las cloacas del Parlamento.

Andalucía sufre un paro juvenil que obliga a hacer las maletas y a emigrar a un destino más próspero. Aquí no hay industria, ni vanguardia, ni progreso. El paro es un arma electoral, como otra cualquiera, los partidos lo utilizan como excusa para tomar el gobierno. No hay oportunidades que germinen un cambio, no hay empleo, privado o público, las condiciones leoninas para montar una empresa son alarmantes y en el ámbito de lo público las plazas y la oferta no se corresponden con la demanda. Frustra y anima al desencanto observar cómo familiares, amigos, personas que tienen nombres y apellidos más allá de la frialdad de las estadísticas dejan sus casas porque, claro está, su camino es otro: Madrid, Barcelona o Europa, en el mejor de los casos. Reitero lo que tantas veces hemos repetido, ¿para qué la autonomía? ¿Qué utilidad, qué eficacia alcanzamos al conseguirla? ¿Cómo podríamos aprovechar un instrumento cuyos fines aún no exploramos? ¿Carece el poder público de potestad para desarrollar ideas y levantar las alcobas de la sociedad andaluza?

La partitocracia, tantas veces citadas desde la crisis de confianza en los partidos políticos, es quizá otra perspectiva a reformar en el panorama que nos asola. El sistema de representación parlamentaria, cimiento de la democracia liberal, bajo ningún concepto debe ser sinónimo de mal endémico per se. No obstante, su revisión se hace necesaria cuando la representación se distancia del electorado y la apatía en el voto es una cualidad perenne elección tras elección. No podemos consentir el gobierno del menos malo. En Andalucía, de manera más acentuada, tenemos partidos políticos de diferentes ideologías con objetivos y actitudes comunes, ¿cómo es posible? La diversidad, índice de la riqueza democrática, es un teatro de serviles marionetas que están, pero no son. Los líderes de los partidos con representación en el parlamento andaluz son meras estructuras de poder, están en su escaño porque la configuración del Estado autonómico así lo exige. No se trata, pues, de una vocación ni de un servicio público al que tantos mencionan para asegurar su posición. No creen en el proyecto que tienen entre manos ni trabajan la tarea que se les encomienda. No son personas designadas por un electorado que proponen metas y proposiciones reales. Son personas designadas por un aparato de poder, cuyo epicentro se encuentra a kilómetros de distancia, que intentan defender los intereses que dicho aparato de poder les confiere. Y, ¿en qué deriva todo esto? En la corrupción que no tiene luz en el túnel y en una falta absoluta de criterio en las propuestas que desemboca en un retraso social y económico que nos es de sobra conocido.


Podríamos hablar de Joaquín Durán y del despropósito que le proporciona ser director de RTVA, privilegios de sociedades que creíamos erradicas en un Estado de Derecho, podríamos hablar de las cacerías que pagábamos entre todos a aquellos que creen en postulados incuestionables y que agachaban la cabeza ante unos cuantos empresarios -¿les suena la película?-, podríamos hablar de las listas abiertas, de la ausencia de oligarquía en los grandes medios de comunicación andaluces, de la falta de infraestructuras, del absentismo escolar, de la productividad subdesarrollada en el sector agrario y en el campo andaluz, de la escasez de medios para atraer al empresario, de la posición de nuestras universidades, del mal uso del gasto públicos en tiempos pasados, de los corrales de la Utopía que terminan en el corral de la Pacheca… Podríamos hablar de esto y más, sin embargo sólo hablaremos, en resumen, de una conclusión: la revisión y la reforma, el cambio, nace en uno mismo. Cada mañana, cuando amanezca, que siempre es poco, te asomarás a la ventana y te preguntarás ¿qué puedo hacer? Sólo así esta Andalucía que nos ha tocado vivir será la del hoy, la del ahora. Y mañana, qué narices, será otro día.

viernes, 4 de abril de 2014

ENTREVISTA A LUIS F.RULL

PILAR LARRONDO


Catedrático de Física Teórica de la Universidad de Sevilla, Luis F. Rull se considera un físico en progreso, cree en una universidad universal, global y abierta y afirma que el conocimiento debe estar permanentemente interconectado.



Luis F. Rull


"La sociedad es la que tiene que resolver sus problemas, aunque los políticos nos engañen diciendo que van a salvarnos. Si los andaluces se dan cuenta de eso podríamos acabar con muchas tendencias que nos están arrastrando al precipicio".



-          Catedrático de Física, ¿cree que se puede aplicar esta ciencia a la política?

Definitivamente, no. Cada vez que los seres humanos han intentado crear un modelo, como los seres humanos no somos como las partículas, ha habido dos opciones; cambiar y adaptar el modelo a las circunstancias de cada momento o cambiar a los seres humanos. Y esta segunda opción es la que nos ha conducido a miles de muertos. Para aplicar el método científico a la sociedad hay que tener mucho cuidado. Desde principios del siglo XX funcionamos con el modelo de la física cuántica y estoy convencido de que ese modelo será modificado, igual que ya ocurrió anteriormente. Pero ello no debe implicar que tengan que morir personas.

-          Recientemente, el que fuera el presidente del consenso, fallecía y con ello se hacía más patente el sentimiento de unidad del que ahora se carece, pero que facilitó llegar a la democracia tal y como la conocemos ahora, ¿tan difícil es remar todos a la vez hoy en día?

Consenso debe haber en ciertos puntos básicos, pero no creo que deba haber unidad, podemos pensar de maneras diferentes. No tenemos que ser todos iguales, no obstante, si remar en la misma dirección significa cumplir con la Constitución, sí, estoy de acuerdo.

Respecto a Suárez, su gran aportación fue que consiguió sacarnos de una dictadura, cuestión muy difícil, haciéndolo algo fácil. Con respecto a la situación actual, hay crisis, pero de la necesidad hay que hacer virtud.

Con respecto a salir de la crisis hay diversos puntos de vista. Tanto el Gobierno como la oposición tienen sus propios puntos de vista y nadie tiene la verdad absoluta. Por ello, la suma de muchas aportaciones puede conducir a que se salga de esto y no se vuelvan a cometer los mismos errores.


   Después de casi cuarenta años de gobierno socialista en Andalucía, ¿qué diferencias ve entre la Andalucía de 1980 y la de 2014?

Depende de a lo que nos refiramos se notará el cambio o no. La tecnología ha ayudado a cambiar y no estamos igual que hace cuarenta años. Pero en lo que a desarrollo cultural y social se refiere en Andalucía, después de la transición no hemos avanzado. En Andalucía la crisis es mayor y los índices de paro son más elevados, por lo que algo se debe estar haciendo mal. Aquí nos hemos acostumbrado a que el maná existe y no es así. En cuanto los fondos públicos han empezado a ser menos, aquí se ha visto afectada más gente, porque había un mayor número de personas que dependían de ellos. Se ha cambiado, pero no lo suficiente. Salvo en el turismo, en todos los sectores estamos mal. Pero no tienen la culpa solo los gobiernos. Los ciudadanos no somos ajenos. Estamos acostumbrados a depender siempre del Estado y eso no puede ser.

-          Susana Díaz parece haber marcado diferencias con respecto a sus predecesores, ¿puede llevar eso a nuevas perspectivas en la Junta de Andalucía?

Yo no he visto cambio alguno. Susana Díaz ha llegado a la Junta y ha llevado cabo políticas de ‘imaginería’, habla mucho, pero en realidad no se está haciendo nada. El sistema educativo y productivo sigue siendo el mismo e incluso el turismo sigue igual. No está despertando en el ciudadano el querer llevar a cabo proyectos sin necesidad de depender de la Junta de Andalucía, algo que, bajo mi punto de vista, podría costarle las elecciones.

-          La mayoría de los Estados que más destacan a nivel internacional han apostado siempre por la investigación, mientras que España -y más concretamente Andalucía- han ido a la cola en lo que a proyectos de investigación se refiere, ¿a qué se debe?

En España y en Andalucía se ha estado invirtiendo bastante en investigación. Esto se ha trabajado bien, ya que se ha pasado de tener un índice de producción científica bajo a tenerlo alto. Pero hay una parte que siempre ha fallado: la inversión en la investigación privada, que es muy baja. Debe haber iniciativas privadas fuertes, que no dependan de la Junta de Andalucía. El problema es que en Andalucía el que monta una empresa y se convierte en ‘rico’  está mal visto. Quizá por herencia cultural. Sin embargo esta cualidad se debería asociar a algo positivo, ya que contribuye a que el resto de la sociedad pueda vivir mejor.

-          Las autonomías son las encargadas de conceder el capital necesario para llevar a cabo proyectos de investigación, ¿es Andalucía generosa? ¿podría invertir más?

Las financiaciones suelen ser mixtas. En mi grupo de investigación no sólo aporta capital la Junta, sino que también lo hace el Ministerio y un grupo internacional.

Andalucía no sólo ha sido generosa, sino que también ha sido derrochadora. Se ha dado mucho dinero, pero de manera muy deficiente. No se ha tenido en cuenta el historial o el currículum a la hora de dar incentivos y eso ha sido un error. Pero fue una época en la que aún había dinero y nadie se quejaba.

La Junta encargó realizar un informe sobre cómo habían evolucionado los grupos de investigación en la comunidad autónoma. Fue un trabajo muy bueno y muy elaborado, pero que posteriormente fue guardado en un cajón. Quizá motivado por las conclusiones : se debía financiar al que trabajaba y no a todo el mundo... Esto consiguió que el informe no fuese tenido en cuenta.

-          Las plazas para docente o investigador en la universidad pública parecen estar diseñadas para los aspirantes locales a dicha plaza, ¿está matando la Universidad a la propia Universidad?

Sí. Pero bajo mi punto de vista, el personal docente debe ser docente e investigador. Para promoverte como profesor, primero solicitas una acreditación como profesor titular o catedrático. A la hora de concedértela se tenían en cuenta tanto la investigación como la gestión y a esta última se le dio un papel muy importante.

De ese modo la gente abandonaba la investigación y se dedicaban a la gestión, algo mucho más sencillo y cómodo. Todo aquel que era acreditado solicitaba la plaza, la universidad la creaba, el mismo acreditado proponía al tribunal y sacaba la plaza.

Si un rector decide llevar a cabo el procedimiento estipulado en universidades extranjeras, deja de garantizarse el volver a salir elegido rector, ya que quienes lo eligen son los propios profesores, en conjunto. En nuestro sistema, el rector intenta complacer al personal del claustro para asegurarse salir elegido de nuevo.

-          Universidad y universalidad tienen la misma etimología (universitas), pero, curiosamente, la Universidad en vez de tender a la universalidad parece estar volviéndose cada vez más localista.

No todas. El conocimiento es universal y, afortunadamente, ahora es global, se comparte a través de las redes. La universalidad sí existe, muchos profesores interactuamos gracias a la red. Lo que ocurre es que en algunos casos se tiende a lo local, porque así hay que competir menos. De todas formas, yo no me imagino ningún conocimiento que no pueda ser compartido, de lo contrario sería un fraude. La universidad debe ser universal, global y abierta. Con abierta me refiero, por ejemplo, a las publicaciones científicas, a las que se tiene muy poco acceso.


-          ¿Se fomenta desde la propia Universidad la desconexión de las carreras llamadas de ciencias del contexto actual?

En el caso de la Universidad de Sevilla ocurre un problema y es que el campus está demasiado diversificado. Para mí sería perfecto que todos los departamentos estuvieran cerca, porque así todos los saberes están conectados. Debe haber un solo campus, cómodo, asequible, pero uno solo, para que podamos interactuar unos con otros. Sería extraordinariamente bueno darnos cuenta de que el conocimiento es uno solo. Hay ciencias que no se sabe dónde empieza una y acaba otra, por eso deben estar conectadas y ahora mismo hay un problema de desconexión. Un error también ha sido que nos hemos acostumbrado a no participar en la convivencia. A mí me gusta mucho ir a las conferencias que se realizan por el campus, pero luego te encuentras con que la afluencia de profesorado es poca. Esas cosas siempre son positivas, porque se aprende mucho al tratarse de temas que no acostumbras a ver todos los días. Debería haber programas que fomentasen estas cosas.

-          ¿Está creando la Universidad sujetos con una visión atomista de la realidad?

Es algo complicado de explicar. Últimamente estoy tratando de entender cómo se organiza una gota de cristal líquido. Entonces paso muchas horas con ese mismo tema. En definitiva, al dedicarte mucho tiempo a un asunto dejas de lado otros y solo sabes lo que alguien te cuenta, no profundizas. Te centras demasiado en un problema, pero o lo haces así, o no progresas. Por eso digo que sería bueno fomentar la interacción en la universidad, para salirte del tema que estás tratando y poder oír otras cosas. Somos atomistas, sí, pero a veces es que no nos queda más remedio. Pero eso no significa ser egoístas, porque luego hay que compartir ese conocimiento.

-          ¿Está la sociedad joven andaluza aletargada?

Depende de las muestras que cojas. Mis alumnos son buenísimos, no están aletargados, el 70% de ellos están deseando aprender. Pero eso no es una muestra de la sociedad joven andaluza. Recientemente he visto un video en el que le preguntaban a jóvenes quién era Adolfo Suárez y era decepcionante escuchar sus respuestas. Pero no puedes deprimirte, porque no es la mayoría. Se realizan estudios, pero en el caso de la universidad no. Se debería intentar hacer público el número de alumnos que se presentan a las asignaturas, más que el índice de aprobados o suspensos. Eso nos daría una idea del interés del alumnado y de cómo está organizada la docencia en la universidad.

-          Usted perteneció a la plataforma Andaluces por el cambio, ¿qué cambios propone?

Hasta el año 81 estuve militando en el PC, después en IU y luego me cansé. Me parecía un esfuerzo inútil. Después por medio de un amigo me asomé al proyecto del PP Andaluces por el cambio, porque me parecía que algo así era necesario en Andalucía. Pero llegó un momento en el que aquello se fue muriendo. Desde  el PP se empezó a apostar más por el partido que por la sociedad civil. Y, en mi opinión, eso les hizo perder los votos en las siguientes elecciones. Para mí es un fallo no abrir a la sociedad lo que se quiere hacer. Después desapareció y no volvimos a ser convocados nunca. Yo tuve una experiencia muy mala en una de las reuniones. Fui a una reunión realizada por ellos, di mi charla y en la última jornada, impartida por una persona del partido, yo quise participar en la discusión posterior, pero me dijeron que no había debate. Yo si no se puede debatir prefiero que no me llamen. Y así fue, no me llamaron más. 

-          Hablando de cambios, ¿cabe pensar que son las élites intelectuales las que abogan por el cambio y no la propia sociedad andaluza?

Las élites pertenecen a la sociedad andaluza también. En la sociedad hay una gran parte que cree en la existencia del maná y no quieren que se produzcan cambios. El que piensa así ya tiene su maná que cae del cielo y no necesita nada más. Si lo tienes todo resuelto es normal que no quieras cambiar. La cuestión es: ¿cuántos andaluces descubren que el maná no existe y que tenemos que resolverlo todo nosotros? La sociedad es la que tiene que resolver sus problemas, aunque los políticos nos engañen diciendo que van a salvarnos. Si los andaluces se dan cuenta de eso podríamos acabar con muchas tendencias que nos están arrastrando al precipicio.

-          Las vanguardias siempre han sido impulsoras de cambios, tanto en la sociedad, como en las estructuras de poder, ¿cabe la existencia de una vanguardia andaluza?

A mí eso no me gusta. No creo que deba existir una élite que sea la que tenga que arrastrar a los demás. Debe haber personas que sean referentes, personas cuyos análisis sirvan para hacer reflexionar a la sociedad.


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miércoles, 2 de abril de 2014

MUERTE Y RESURRECCIÓN DEL PERIODISMO

PAULA HERRERO 

Estaba empezando a redactar el epitafio que pondría en la tumba del televisor que no preside el salón pero que sí tiene un hueco casi inevitable en su interior, pensando en una frase irónica como  Aquí yace la tele-basura y una vez vivió la información,  cuando observé que aquel trozo de plástico inerte cobraba vida de repente en forma de periodismo. Aunque me cuesta defender que Ana Pastor y Jordi Évole sean los ángeles de la resurrección, sí que han sabido recuperar con sus diferentes estilos, la dignidad de una profesión que comenzaba a quedarse huérfana: redacciones de medios raquíticas, profesionales esquilmados, ruedas de prensa hechas a medida del interviniente con escuderos de gabinete que por detrás del hombro controlan las notas que el periodista toma, preguntones mudos, notas de prensa carentes de valor, y datos y acusaciones cansinas que al peso cotizan igual, o retransmisiones 2.0 en forma de veloz tuit que nada aportan.

Ahora que recordamos la Transición española y que los medios de comunicación parecen recuperar en esta vista atrás lo mejor del periodismo (investigación, fuentes, documentación, testimonios, etc.), parece también pertinente recordar cómo fuimos para intentar mejorar nuestras circunstancias hoy. La apertura de aquellos años a nuevas formas de organización  social y política se trasladó de igual manera a la información y a la publicidad. La proliferación de cabeceras en España fue un síntoma además de la existencia de una ciudadanía ávida de conocer y profundamente lectora. Como expone Manuel Ruiz Romero en La Ilustración Regional (1974-1976) “había una ansiedad informativa” y una competencia fundada en aportar más fuentes, mejores contrastes, e incluso un diseño más atractivo de las publicaciones, donde la informática y la fotografía empezaban a ser un elemento de distinción y progreso. Paralelamente, en Andalucía surgían también títulos regionalistas, aunque siempre con cierto retraso con respecto a la aparición de los estatales. Siendo presidente Adolfo Suárez, aún se mantienen ediciones heredadas del franquismo; unas serán absorbidas y otras disueltas y nacerán otras nuevas eminentemente locales y autonomistas, muchas de ellas ligadas no solo a proyectos empresariales sino a partidos políticos. Esta retrospectiva superficial nos viene a refrescar que no hemos cambiado tanto; bueno, los números sí que nos dicen que en los quioscos de prensa se compra/se lee menos. Aunque mermada la oferta y quizás la demanda impresa, que no la pluralidad, por el cierre de periódicos, revistas, emisoras de radio y canales de televisión, y la caída del consumo, nuestro mal endémico no es la escasez sino la falta de respeto a una profesión que se ha prostituido al son de la inmediatez y los ingresos. Porque como vemos, la ideología siempre ha estado ligada al periodismo y si no, observen las tertulias de cantina que copan las escaletas de la programación nacional donde deberían pasar a multar por exceso de decibelios y falta de respeto, y compruébenlo. En esas mismas tertulias donde no cabe el localismo salvo para denunciar sus vergüenzas. Lo que falta es independencia, valor y altura de miras.

Entretanto, los medios autonómicos que fueron una buena idea, no así su sobre-dimensión cuasi clúster o multinacional bajo el imperativo del gobierno de turno y sin controles de acceso, con el tiempo se ha demostrado desgraciadamente, que no hay publicidad que los sustente. De la calidad de la información, mejor no hablamos porque cuando ha habido que recortar gastos, se ha degollado al periodismo en favor de una programación que a veces roza la ordinariez y que de vocación de servicio, no tiene nada.


En un mes se cumplirán 14 años desde que el Instituto Internacional de Prensa (IPI) eligiera con motivo del 50 aniversario de su fundación, a 50 “Héroes de la Libertad de Prensa” en el mundo. Tenemos la suerte de que entre ellos estuviera un español, el único, el primer presidente del Senado de nuestra democracia, Antonio Fontán, quien fue entonces distinguido por su labor al frente del diario Madrid entre los años 1967 y 1971, donde primaba el compromiso de una prensa libre, plural y de calidad. De momento parece que al menos el compromiso se va retomando en las conciencias de los empresarios y directores de medios, y contamos en Andalucía con nuevas iniciativas periodísticas que nos hacen recobrar la fe y la ilusión, como: Sevilla Report, 8 Andalucía o Huelva Buenas Noticias que entre otros, han vuelto a despertar la curiosidad de una ciudadanía adormecida en un consumo viciado de información low cost “desprofesionalizada”.