JAIME FERNÁNDEZ-MIJARES ANDRADE
¿Quién
no recuerda a don Paco Martínez Soria en aquella magna obra de José Luis Sáenz
de Heredia Don Erre que Erre? Es
difícil no haber visto dos imprescindibles del cine español como éste y La Escopeta Nacional. Retratos de la
España de aquella época y fotografía de alguna que otra cámara autonómica.
Tras las fiestas, y la
vuelta al deporte, tenía este servidor ganas de flagelarse y ponerse a analizar
concienzudamente el discurso de la presidenta y catequista. Ella aparece en la
Alhambra, en el Patio de los Leones, cual Lisa Simpson que aparece en el Despacho
Oval de la Casa Blanca. Empieza fuerte, hablando de un sector industrial que, a juicio de cualquier andaluz, es casi
inexistente o ni está ni se le espera. Pasa al impulso de un nuevo modelo económico, porque para eso están los
discursos: para falacias y argumentos románticos, sigamos.
La meta de este
gobierno es el empleo y combatir la
lacra del desempleo. Amo cuando los políticos utilizan esa gran mentira del
“crear empleo”. La presidenta prosigue con un alegato contra la desigualdad, el empobrecimiento y la pérdida de esperanzas,
llegando al destino del mantenimiento de
la sanidad pública. España es un Estado Social, Democrático y de Derecho
pero se ve, que aun siendo jurista, no tiene muy leída la Constitución, pues la
cláusula del Estado Social obliga entre otras cosas al mantenimiento de sanidad
pública y universal. La trianera continúa anunciando la batalla por la apuesta de la educación pública –qué
beligerancia, Ben Franklin mío, parecía que iba a descolgar el teléfono y
mantener una conversación con el enemigo, a lo Gila-.
Evidentemente, no puede
faltar aquello de ``tenemos la generación de jóvenes mejor formada de la Historia´´. La presidenta se viste ahora de
marine, concretamente de US NAVY SEAL, parece que de un momento a otro va a
soltar la leyenda del dintel de la puerta de entrada al cuartel del SEAL, ``El
único día fácil fue ayer´´, y nos dice que debemos
ser inconformistas, tener ilusión. Alto en el camino, paréntesis: sólo digo
que este discurso tuvo utilidad hace 31 años.
La
presidenta desea que ojalá salgamos pronto de la crisis,
mostrándose con un gesto con la mano en el corazón y sigue, para anunciar que Andalucía ha experimentado avances notables
y es una Comunidad Autónoma alejada de la marginalidad. Supongo que se
referirá como avance notable a ese 1.011.100
andaluces que son analfabetos .
Susana Díaz. Presidenta de la Junta de Andalucía. |
La señora de San Telmo
se viste de marinera para decir que ante
otros problemas no han llegado a buen puerto, pero espero se nos conceda el
beneficio de la duda para preguntar si alguna vez partieron de puerto alguno.
Cómo no mencionar, en un discurso de fin de año para la Comunidad Autónoma que
preside, a Blas Infante. Ella y su
partido, los que descubrieron a Blas Infante, el Himno y la Bandera...Oh,
esperen, que no, que eso no lo hicieron ellos, aunque ahora sean más
andalucistas que Infante. Llegamos a la piedra filosofal del mandato de Díaz,
la IMPLACABILIDAD en la lucha contra la
corrupción. Querida presidenta, la próxima vez, ahórrese su implacabilidad
y cuéntenos que a la pequeña abeja le llamaron maya, de corazón le prometo que,
precisamente eso, me lo creeré más que su IMPLACABILIDAD. Volvemos al capítulo GRANDES REFORMAS, GRANDES ACUERDOS. Y
parece que estamos de nuevo en el 82’, comprometiéndose a lo mismo que, en
aquella época gloriosa de la música, se comprometían… y culmina con una oda a esta tierra en la que tantas personas
queremos desarrollar nuestro proyecto de vida en libertad, respeto y solidaridad
–no lloré con James Stewart en el El
caballero sin Espada y estuve a punto de llorar al escucharla-.
Diego Valderas. Vicepresidente de la Junta de Andalucía. |
En definitiva, tenemos
una presidenta a la que le escriben el discurso desfasado treinta años, aunque
recomendaría a sus asesores que se ahorren escribir más piezas para
legislaturas venideras. Este vale para todos los fines de año que le quedan,
que son muchos, porque prometerá siempre lo mismo y ni adelgazará la
administración ni hará lo posible por ahorrarnos burocracia o solucionar los
problemas en los que llevamos 30 años, porque era siempre mejor convertir en
funcionarios a 25000 trabajadores contratados, sin oposición o algo parecido,
que solucionar lo que de verdad importa. Pues de algo tiene que vivir Susana y
sus predecesores, de prometer lo siempre incumplido, pues es mejor procurarse
los votos de los estómagos a solucionar y equilibrar.
Entre tanto tenemos a
los Hombres G, el simpático Valderas e Izquierda Unida. Don Erre que Erre con
el Bautizo Civil: una
ceremonia de imposición de nombre y bienvenida a la democracia
. Más romanticismo, y parece que llegaremos a un punto en el que haya que bautizarse
civilmente, si no, ni se será demócrata ni ná. Y el vizconde Naranja de
Bollullos está como la esfinge que espera, asintiendo a todo y diciendo que sí
a todo y sonriendo; apunto de sentenciar como Romanones, ``ustedes hagan la Ley, que yo hago el reglamento´´. Y no será por
ganas, pues el vicepresidente para todo (Alvaro Guijo dixit) afirma que el año
2014 será fructífero en leyes. Agárrense al asiento, que puede que nos riamos,
como con la idea del bautismo civil. Creo que escuchó aquello de Marco Tulio
Cicero: ser esclavos de las leyes para ser libres, y lo tomará muy al pie de la
letra.
Y la oposición, ¿dónde
está mi oposición? –que cantaría mi querido Silvio-. Pues ellos siguen ahí,
¿que no les ven? Uno de los libros que mas me marcó fue Vida de Pi, pues la
oposición sigue en su balsa en mitad de su océano pero, a diferencia de Pi
Pattel, sin gana alguna de protagonizar una historia de superación y cambiar
las cosas, jugando a un juego peligroso, pues cualquiera en esta comunidad
puede pensar que están bastante cómodos donde están después de treinta años. Y
aquí seguimos, la presidencia promete lo que hace treinta años, el
vicepresidente que sonríe y pretende que le den la razón y la oposición… bueno,
no seamos tan malos, que a Don Erre que Erre alguien tiene que darle la razón
de su existencia.
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