SERGIO HARILLO
Acaba de terminar la décima
edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla y cuando aún no se ha
desmontado la alfombra roja los focos ya están encendidos en el Festival de
Cine Iberoamericano de Huelva, que este año celebra su trigésimo novena
edición. Son dos de los grandes festivales que actualmente tienen su sede en
Andalucía, una región en la que, a lo largo del año se celebran una veintena de
festivales y muestras relacionadas con el género audiovisual; el Festival de
Cine Español de Málaga, el de Cine Africano de Córdoba, la Bienal de Cine
Científico de Ronda, el de Cine Documental de Jaén, etc. Es la cara más visible
y mediática de una industria que, según la Memoria Anual de Actividad de la
Andalucía Film Commission generó en 2012 un impacto económico de 102,94
millones de euros y que dio empleo a 10.784 personas en los 968 rodajes
asesorados por esta Institución.
Unas cifras que dan idea de la
importancia de la industria cinematográfica en nuestra región. Sin embargo, no
dejarían de ser números si no fuera por el reconocimiento internacional que
está teniendo nuestro cine, no sólo por los actores andaluces que trabajan en
Hollywood como Antonio Banderas o Paz Vega, sino por los premios y galardones
que está recibiendo en diferentes certámenes internacionales en múltiples
categorías.
La relación entre Andalucía y
el cine se remonta a los orígenes del género, cuando los hermanos Lumière,
precursores del Cinematógrafo, rodaron en Sevilla a finales del siglo XIX una
corrida de toros y una procesión de Semana Santa. Después llegaron las
películas del Oeste rodadas en Almería, Lawrence de Arabia, El Reino de los
Cielos o las más recientes de directores españoles y andaluces que han apostado
por Andalucía como escenario de sus obras (Paco León, Alberto Rodríguez Librero
o Santi Amodeo, entre otros muchos). Una industria que hay que mimar y cuidar,
pero sin llegar a crear una dependencia excesiva de lo público. El poder
público debe respaldar la creatividad, la cultura y la marca Andalucía, pero no
todo se puede reducir a la subvención, hay multitud de maneras de potenciar una
industria sin necesidad de caer en la inyección de dinero público. Llevamos
años oyendo hablar de la crisis del cine español y de la falta de respuesta del
público hacia el producto patrio, pero ahora que la calidad de nuestro cine y
la respuesta ciudadana son un hecho, habría que preguntarse qué más se puede
hacer para mejorar los datos de esta industria.
Casino de la Exposición -Sevilla-. |
A nadie se le escapa que la
subida del IVA cultural es una medida que está haciendo muchísimo daño, ¿se
está haciendo lo suficiente desde Andalucía para paliar ese ataque a la
Cultura? ¿Qué medidas se podrían tomar para evitar la subida de precios de las
entradas de cine y lograr que el público conecte de nuevo con el séptimo arte?
El Festival de Cine de Sevilla ha puesto las entradas a tres euros y ha logrado
un porcentaje de espectadores que ha rozado el lleno absoluto; hace un par de
semanas varios cines españoles rebajaron el precio de las entradas y las colas
fueron espectaculares. Hay ansia de cine y de Cultura, trabajemos entre todos para
que el público llene cines y teatros. Es fundamental buscar la manera de
fomentar el consumo de cultura y eso es una tarea de todos, de los estamentos
públicos pero también de las entidades y empresas privadas. No podemos seguir
quejándonos, hay que buscar soluciones. ¿Por qué no hacer del Día del
Espectador una auténtica fiesta del cine con entradas populares que llenen las
salas? ¿No se podrían hacer bonos especiales que premiaran la fidelidad o el
consumo de películas? ¿Qué puede haber más interesante para un espectador que
acudir a ver una película y encontrarse en la sala con los protagonistas?
Si queremos un cine de calidad
que sea un motor económico y genere riqueza en nuestra región, debemos trabajar
en todos los eslabones de la cadena. Si se consume cine en las salas habrá más
interés y presupuesto para hacer nuevas películas y por lo tanto más gente
podrá vivir de esta industria, lo que redundaría en otros sectores. De nada
sirve luchar contra la piratería o subvencionar una producción si luego el
ciudadano medio no va al cine a ver la película. Pongamos todos de nuestra
parte para que el auge del cine hecho en Andalucía no sea una moda pasajera y
se convierta en una marca de esa Andalucía
imparable que aún persiste en algún cartel de carretera.
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