JAIME FERNÁNDEZ-MIJARES
Todo comienza en 1884
en Estados Unidos, cuando, un Juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos,
Oliver Wendell Holmes, proclama ahora es cuando debemos preguntarnos
qué podemos hacer por nuestro país. Setenta y seis años más tarde,
Kennedy se inspiraría en aquella frase para acuñar aquello de No te
preguntes que puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu
nación. Observando los gestos de JFK o cualquier otro presidente, amén
de sus luces y sombras -alargadas sombras-, vemos como las sociedades
anglosajonas tienen un admirable sentido de la historia.
Si vamos a semanas
atrás, asistimos a ese “congreso” del Partido Popular Andaluz, en el que se
nombra a Juan Manuel Moreno presidente de los populares -en un éxtasis de
abrazos y sonrisas- . Digamos que se nombra, por no decir se señala. Desde
antes y después del congreso se nos procura presentar a Moreno como Juanma. Es
conocido por todo español y andaluz, el empeño eterno de la política, de aquel
y el otro lado, de presentar a sus líderes como el vecino de arriba, abajo y el
de planta. El PSOE tenía a Pepe, que fue designado por Manolo. Pepe designó a
Susana, que pactó con Diego, cuyo partido dirige Antonio, que no está en el parlamento,
al igual que Juanma, que fue precedido por Juaninasio, alcalde
de Sevilla, que sustituyó a Arenas. No, Arenas sólo era Javié en
el Partido Popular. Si todos estos hubieran sido vecinos -los vecinos
simpáticos que constantemente nos presentan como nuestros gobernantes- , Javier
era el que se apuntaba el último a jugar al padel y el que, como castigo, tenía
que alquilar la pista.
¿Por qué la constante
de presentarlos como si fueran nuestros vecinos y no como lo que realmente son?
A los novísimos asesores, y no tan novísimos -véase Arriola-, les cayó la breva
con Facebook y Twitter. Suponen una gran Iron Curtain, vulgo
Telón de Acero, para la sociedad que los elige, pues ese telón de acero viene a
convertirse, muy fácilmente, en una distancia de seguridad y zona de confort
que impide, más bien ayuda, al político a no ir a la zona del pánico, a
explorar zonas nuevas, a que le digan en un salón de grados o de actos de una
facultad usted no me gusta, intente convencerme.
El cómodo sofá, que es
la red social de Dorsey o la de Zuckerberg, se transforma en anestésico cuando
el político pisa la calle y se convierte, valga la redundancia, en lo que nunca
dejó de ser: una persona normal que, en ocasiones, olvidó que fue elector, como
los que le eligieron. Hace unos días, leía una magnífica entrevista a Luis
Carlos Rejón, en la que venía a decir algo así como que no existe la
oposición en el parlamento andaluz. Maíllo está fuera, Juanma Moreno
también. Cierto es, no existe la oposición o al menos sus líderes
fácticos, en el parlamento. Qué razón tenía don Diego cuando muestra su rechazo
a que los problemas de los andaluces se solucionen en los despachos de San
Telmo, tiene razón, se solucionan en el parlamento. -Me viene ahora a la cabeza
aquello si no ganamos en el campo, ganaremos en los tribunales, ¿sabe
usté?, pero dejemos a Don Manué en paz, no me hagan caso-. La oposición
representa lo contrario a aquello que ocurrió en el parlamento inglés cuando
gobernaba the Iron Lady:
-Ustedes solo
saben oponerse a todo.
-Oiga, Señora Primera Ministra, es como si nosotros le decimos que usted
solo sabe gobernar.
La oposición ni si
quiera se opone, mientras la presidenta dice, expresa, inaugura, expone,
menciona, nombra –esto último se da muy bien en la Junta y demás instituciones públicas-
, formula, anuncia, enuncia, enumera, observa etc. Como si fuera un eterno
sainete para el disfrute de ellos. El caso es que don Antonio muestra su
rechazo a que don Juanma visite a doña Susana en su despacho, porque para
solucionar los problemas está el parlamento, ahora bien, el líder de IU, puede
que esté escupiendo hacia arriba, y ya sabemos que pasa por la acción de la
gravedad. Sí, que el también la visitará en su despacho, ¿por qué? Porque no
está en el parlamento, no existe, a día de hoy, la oposición. Por esa razón,
las encuestas son dulces y la legislatura un paseo militar, porque ni hay
oposición y siempre es útil el manido argumento de la culpa es de
Moncloa.
Durante mi estancia en
Estados Unidos en 2008 recuerdo como todos los políticos se reunían para dirigirse
a la ciudadanía hasta en las puertas de los supermercados. Voy más allá, Ron
Paul abarrotó un auditorio de Columbia para dar una conferencia en su carrera a
la nominación republicana para las elecciones de 2012. Ed Milliband -líder del
Labour Party inglés- llenó el salón de actos de una universidad inglesa hace
unos meses, para dirigirse a sus alumnos, para que estos lo conocieran, el
mismo que llenó Cameron, con el mismo fin. En España no esperamos a los
políticos en una Universidad si no es cuando ya se han retirado.
Miren, no nos interesa
el cómo fue, nos interesa el cómo es, el cómo será. Nos interesan que nos
conozcan y que sepan nuestras inquietudes y necesidades. La ciudadanía no
necesita salvadores ni políticos revestidos de héroes que tienen en la boca el
mantra que sacó a pasear don Juanma el otro día, la política es el arma
más eficaz para cambiar la sociedad.
Juan Manuel Moreno Bonilla, bautizado como Juanma I |
El cambio y su fuerza
son los ciudadanos, y su única obligación es hacer la vida de los ciudadanos
más fácil. Aquí no se les dio carta blanca para que sigan con el tramo medio de
IRPF más alto de España y que la oposición calle, no se les eligió para que se
amenace con un impuesto a grandes superficies y la oposición
no sea capaz de tener luces para saber que eso es una peligrosa doble
imposición que esquilmaría el consumo. A ustedes no se les eligió para que
impulsen políticas de subvención, pues esas políticas solo generan eso:
subvención. Se les elige para que sean consecuentes e impulsen políticas de
inversión, que es la que genera movimiento, y además, inviertan bien, y no
despilfarrando, creando, por ejemplo, un fondo de inversión en capital riesgo,
público, que era su máquina de perder dinero.
A ustedes, en
definitiva, no se les elige para que se crean vecinos nuestros, a ustedes se
les elige respondiendo a la pregunta que nos hacen a nosotros, ¿qué
podemos hacer nosotros por nuestro país, nuestra comunidad? Lo que
podemos hacer es delegar nuestra soberanía en ustedes, nuestros representantes,
y obren en consecuencia como personas normales que son. Pues no son seres
superiores, son personas. Así que, vayan a las universidades, entradas de
supermercados; dense de bruces con la realidad, exploren su zona del pánico y
dejen en la jaula al pajarito azul y guarden la F blanca de Palo Alto.
Respondan a una pregunta, todos, de todos los colores, ¿qué pueden
hacer ustedes por Andalucía?
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