Hoy día puede que se
asista a la penalización de lo obvio, al castigo al ahorro; viendo cómo aquello
de bueno es en verdad adquirir, pero es
mucho mejor conservar se vitupera hasta la saciedad por quienes tienen a su
favor el poder más fuerte que existe, y hacen más robusta aún un arma que se
diluye como el hielo al que agua se derrama: la falacia. Ese maltrato a la
virtud del equilibrio y el ahorro viene de todos lados. Pero, para quien tenga
una mínima idea de economía, resultará ofensivo e incluso sorprendente que la
presidenta de la Junta exprese su deseo de que el crédito fluya. Tal cual, sí,
es decir, que nos endeudemos más. Los poderes, parece, que tienen claro que los
ciudadanos obran igual que ellos: gastando como si el dinero fuese infinito.
Cuando nos presentan un
caramelo ante nuestras mortales narices y reales ganas, nuestra coherencia
corre el riesgo de irse a la idílica porra –véase Rosa Aguilar, quien una noche
se acostó siendo de Izquierda Unida, y a la mañana siguiente se levantó siendo
ministra y socialista… dejando a un lado su discurso bramante contra bancos y
entidades de crédito-. A esto hemos asistido esta semana que queda atrás. La
presidenta firma un “convenio” con el Banco Santander por valor de 500 millones
de Euros, es decir, un crédito, a un gobierno de coalición que ha criticado “la
repugnante usura de las entidades financieras”. Un “convenio” -amo el
subterfugio del lenguaje de los políticos españoles- que la Junta tendrá que
devolver en un año a un tipo de interés entorno al 3 o 4%.
En la ceremoniosa y
solemne firma de este bendito convenio la presidenta expresó su deseo de que
fluya el crédito y su compromiso por la creación de empleo. Llevamos desde
Brumario con titulares del corte: “La presidenta dice, expresa, inaugura,
expuso, mencionó, nombró –esto se da muy bien en la Junta y demás instituciones
públicas- , formuló, anunció, enunció, enumeró, observó´´, pero pocos
titulares, más bien ninguno, que enuncien algo positivo o de importancia real
para los andaluces. La presidenta se apunta al carro del subterfugio del
lenguaje. Si con un Ministro supimos que los salarios moderaban su crecimiento,
no decaían, con la presidenta trianera nos queda claro que ese argumento falaz
de la creación de empleo por parte de los políticos es una tónica habitual y
peligrosa.
Esperemos que la abadesa
de San Telmo tenga claro que los políticos no crean empleo alguno. En
Andalucía, concretamente, llevan unos cuantos años haciendo otra cosa que
parece que les contenta -de lo contrario no entenderíamos tanta sonrisita
cómplice en las bancadas del Hospital de las Cinco Llagas- que no es otra cosa
que administrar la miseria y prometer lo prometido para volver a prometer, toda
vez que la inoperancia se atestigua pero el pueblo, que inexplicablemente,
perdona.
El Botín de Susana |
Dicho esto, la
presidenta, tiene ese dinero destinado a pagar nóminas y deudas. Pero, estén
atentos; tenemos a Maíllo, quien dice que ese dinero debe destinarse a gasto
social. ¿Más gasto social, señor Maíllo? Es adorable como Izquierda Unida sale
a ver el sol para pedir “gasto social”, esa quimera que se utiliza como escudo
para afianzar una protección a los desamparados que al final solo hace
desamparar aún más. Es cómico –por así decirlo- como este gobierno es capaz de
decir que Andalucía es “una comunidad que en estos momentos
representa, una vez más, un factor de estabilidad política y económica para el
conjunto de España”.
¿Cómo se explica entonces que Andalucía tenga que acudir al Fondo de Liquidez
Autonómica y a un préstamo de este tipo de los bancos que tanto vituperan? Ser
factor de estabilidad económica sería tener un tipo medio IRPF por debajo del
37% actual, o un tipo máximo menor del 56%. Maíllo no va a contar en sus comparecencias
que Andalucía es la comunidad que más impuestos paga, pues en el fondo es eso
lo que quiere, y por tanto, no va a bramar por que a ustedes les bajen
impuestos, bramará porque a ustedes les den créditos, se endeuden, sus empresas
les paguen salarios más altos y entonces, solo entonces, les subirá impuestos,
que esto es Andalucía, la Suiza de España.
Mientras tanto, Diego “Romanones” Valderas permanece sentado, con esa
perífrasis y verbo florido e ininteligible en ocasiones, pensando “Fórmulas sencillas para resolver problemas
complejos, no las conozco, así que, ¡venga ese crédito bueno de 500 millones y
que vivan los bancos!” . Luego está la ``oposición´´, esperando un plácet
de Moncloa, una bula que se hace derogar para dilucidar a quien no tendrá que
hacer frente a los Abadeses de San Telmo, y recordando a Diego y a Susana lo
malos que fueron un día por criticar a los bancos y pecar de incoherencia, días
después.
Al día siguiente tenemos a media legión de políticos de IU-PSOE
admirando a Keynes, ojo, admirando al Keynes que proponía sólo lo que beneficia
a los gobiernos: gastar y endeudarse, olvidando lo que no es tan divertido,
ahorrar y bajar impuestos. Pero aquí tenemos un gobierno que hace lo contrario
que decía Mr. John Maynard, que el gobierno sólo invierta cuando el sector
privado no lo haga, que en procesos de recesión baje impuestos para estimular
la economía –miren, haciendo eso, quizás la presidenta cree empleo, aunque
crear, crear… ella no cree-. Pero les confesaré que pasará: cuanta más
financiación tenga este gobierno, más gastará, menos ahorrará, y si se
ralentiza la economía andaluza. La culpa, claro está, será de Madrid y gastarán
aún mas y subirán aún más si pueden, los impuestos y tramos que tienen cedidos,
así pues, nos hemos dado unos gobernantes que sólo se acuerdan de Keynes para
sacar la cartera, y penalizando su ahorro, pues el ahorro no tiene validez moral alguna, solo es una opción, tal y como me
confesaba el otro día un buen amigo “seguidor” de Keynes. Así, con todo, les
dejo regalos para que sepan cuánto trabajan para esta Comunidad
Autónoma y cuánto trabajan para el Estado, dirigido por un gobierno “neoliberal”, que hace que el 48´3% del PIB corresponda al gasto
estatal –menudo liberalismo-. Felicito a Valderas por su desengaño con los
bancos, de ahí al PSOE y luego… al Ministerio.