PILAR LARRONDO
Catedrático de Física Teórica de la Universidad de Sevilla, Luis F.
Rull se considera un físico en progreso, cree en una universidad universal,
global y abierta y afirma que el conocimiento debe estar permanentemente
interconectado.
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Luis F. Rull |
"La sociedad es la que tiene que resolver sus problemas,
aunque los políticos nos engañen diciendo que van a salvarnos. Si los andaluces
se dan cuenta de eso podríamos acabar con muchas tendencias que nos están
arrastrando al precipicio".
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Catedrático
de Física, ¿cree que se puede aplicar esta ciencia a la política?
Definitivamente,
no. Cada vez que los seres humanos han intentado crear un modelo, como los
seres humanos no somos como las partículas, ha habido dos opciones; cambiar y
adaptar el modelo a las circunstancias de cada momento o cambiar a los seres
humanos. Y esta segunda opción es la que nos ha conducido a miles de muertos.
Para aplicar el método científico a la sociedad hay que tener mucho cuidado.
Desde principios del siglo XX funcionamos con el modelo de la física cuántica y
estoy convencido de que ese modelo será modificado, igual que ya ocurrió
anteriormente. Pero ello no debe implicar que tengan que morir personas.
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Recientemente,
el que fuera el presidente del consenso, fallecía y con ello se hacía más
patente el sentimiento de unidad del que ahora se carece, pero que facilitó
llegar a la democracia tal y como la conocemos ahora, ¿tan difícil es remar
todos a la vez hoy en día?
Consenso debe
haber en ciertos puntos básicos, pero no creo que deba haber unidad, podemos
pensar de maneras diferentes. No tenemos que ser todos iguales, no obstante, si remar
en la misma dirección significa cumplir con la Constitución, sí, estoy de
acuerdo.
Respecto a
Suárez, su gran aportación fue que consiguió sacarnos de una dictadura,
cuestión muy difícil, haciéndolo algo fácil. Con respecto a la situación
actual, hay crisis, pero de la necesidad hay que hacer virtud.
Con respecto a
salir de la crisis hay diversos puntos de vista. Tanto el Gobierno como la
oposición tienen sus propios puntos de vista y nadie tiene la verdad absoluta.
Por ello, la suma de muchas aportaciones puede conducir a que se salga de esto
y no se vuelvan a cometer los mismos errores.
Después
de casi cuarenta años de gobierno socialista en Andalucía, ¿qué diferencias ve
entre la Andalucía de 1980 y la de 2014?
Depende de a lo
que nos refiramos se notará el cambio o no. La tecnología ha ayudado a cambiar
y no estamos igual que hace cuarenta años. Pero en lo que a desarrollo cultural
y social se refiere en Andalucía, después de la transición no hemos avanzado.
En Andalucía la crisis es mayor y los índices de paro son más elevados, por lo
que algo se debe estar haciendo mal. Aquí nos hemos acostumbrado a que el maná
existe y no es así. En cuanto los fondos públicos han empezado a ser menos,
aquí se ha visto afectada más gente, porque había un mayor número de personas
que dependían de ellos. Se ha cambiado, pero no lo suficiente. Salvo en el
turismo, en todos los sectores estamos mal. Pero no tienen la culpa solo los
gobiernos. Los ciudadanos no somos ajenos. Estamos acostumbrados a depender
siempre del Estado y eso no puede ser.
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Susana
Díaz parece haber marcado diferencias con respecto a sus predecesores, ¿puede
llevar eso a nuevas perspectivas en la Junta de Andalucía?
Yo no he visto
cambio alguno. Susana Díaz ha llegado a la Junta y ha llevado cabo políticas de
‘imaginería’, habla mucho, pero en realidad no se está haciendo nada. El
sistema educativo y productivo sigue siendo el mismo e incluso el turismo sigue
igual. No está despertando en el ciudadano el querer llevar a cabo proyectos
sin necesidad de depender de la Junta de Andalucía, algo que, bajo mi punto de
vista, podría costarle las elecciones.
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La
mayoría de los Estados que más destacan a nivel internacional han apostado
siempre por la investigación, mientras que España -y más concretamente
Andalucía- han ido a la cola en lo que a proyectos de investigación se refiere,
¿a qué se debe?
En España y en
Andalucía se ha estado invirtiendo bastante en investigación. Esto se ha trabajado bien, ya que se ha
pasado de tener un índice de producción científica bajo a tenerlo alto. Pero
hay una parte que siempre ha fallado: la inversión en la investigación privada,
que es muy baja. Debe haber iniciativas privadas fuertes, que no dependan de la
Junta de Andalucía. El problema es que en Andalucía el que monta una empresa y
se convierte en ‘rico’ está mal visto.
Quizá por herencia cultural. Sin embargo esta cualidad se debería asociar a algo positivo, ya
que contribuye a que el resto de la sociedad pueda vivir mejor.
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Las
autonomías son las encargadas de conceder el capital necesario para llevar a
cabo proyectos de investigación, ¿es Andalucía generosa? ¿podría invertir más?
Las
financiaciones suelen ser mixtas. En mi grupo de investigación no sólo aporta
capital la Junta, sino que también lo hace el Ministerio y un grupo internacional.
Andalucía no
sólo ha sido generosa, sino que también ha sido derrochadora. Se ha dado mucho dinero, pero de manera muy
deficiente. No se ha tenido en cuenta el historial o el currículum a la hora de
dar incentivos y eso ha sido un error. Pero fue una época en la que aún había
dinero y nadie se quejaba.
La Junta encargó
realizar un informe sobre cómo habían evolucionado los grupos de investigación
en la comunidad autónoma. Fue un trabajo muy bueno y muy elaborado, pero que
posteriormente fue guardado en un cajón. Quizá motivado por las conclusiones : se debía financiar al que trabajaba y no a todo el mundo... Esto consiguió que el
informe no fuese tenido en cuenta.
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Las
plazas para docente o investigador en la universidad pública parecen estar
diseñadas para los aspirantes locales a dicha plaza, ¿está matando la
Universidad a la propia Universidad?
Sí. Pero bajo mi
punto de vista, el personal docente debe ser docente e investigador. Para
promoverte como profesor, primero solicitas una acreditación como profesor
titular o catedrático. A la hora de concedértela se tenían en cuenta tanto la
investigación como la gestión y a esta última se le dio un papel muy
importante.
De ese modo la
gente abandonaba la investigación y se dedicaban a la gestión, algo mucho más sencillo
y cómodo. Todo aquel que era acreditado solicitaba la plaza, la universidad la
creaba, el mismo acreditado proponía al tribunal y sacaba la plaza.
Si un rector
decide llevar a cabo el procedimiento estipulado en universidades
extranjeras, deja de garantizarse el volver a salir elegido rector, ya que quienes
lo eligen son los propios profesores, en conjunto. En nuestro sistema, el rector intenta
complacer al personal del claustro para asegurarse salir elegido de nuevo.
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Universidad
y universalidad tienen la misma etimología (universitas),
pero, curiosamente, la Universidad en vez de tender a la universalidad parece
estar volviéndose cada vez más localista.
No todas. El
conocimiento es universal y, afortunadamente, ahora es global, se comparte a
través de las redes. La universalidad sí existe, muchos profesores
interactuamos gracias a la red. Lo que ocurre es que en algunos casos se tiende
a lo local, porque así hay que competir menos. De todas formas, yo no me
imagino ningún conocimiento que no pueda ser compartido, de lo contrario sería
un fraude. La universidad debe ser universal, global y abierta. Con abierta me
refiero, por ejemplo, a las publicaciones científicas, a las que se tiene muy
poco acceso.
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¿Se
fomenta desde la propia Universidad la desconexión de las carreras llamadas de
ciencias del contexto actual?
En el caso de la
Universidad de Sevilla ocurre un problema y es que el campus está demasiado
diversificado. Para mí sería perfecto que todos los departamentos estuvieran
cerca, porque así todos los saberes están conectados. Debe haber un solo
campus, cómodo, asequible, pero uno solo, para que podamos interactuar unos con
otros. Sería extraordinariamente bueno darnos cuenta de que el conocimiento es
uno solo. Hay ciencias que no se sabe dónde empieza una y acaba otra, por eso
deben estar conectadas y ahora mismo hay un problema de desconexión. Un error
también ha sido que nos hemos acostumbrado a no participar en la convivencia. A
mí me gusta mucho ir a las conferencias que se realizan por el campus, pero luego
te encuentras con que la afluencia de profesorado es poca. Esas cosas siempre
son positivas, porque se aprende mucho al tratarse de temas que no acostumbras
a ver todos los días. Debería haber programas que fomentasen estas cosas.
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¿Está
creando la Universidad sujetos con una visión atomista de la realidad?
Es algo
complicado de explicar. Últimamente estoy tratando de entender cómo se organiza
una gota de cristal líquido. Entonces paso muchas horas con ese mismo tema. En
definitiva, al dedicarte mucho tiempo a un asunto dejas de lado otros y solo
sabes lo que alguien te cuenta, no profundizas. Te centras demasiado en un
problema, pero o lo haces así, o no progresas. Por eso digo que sería bueno
fomentar la interacción en la universidad, para salirte del tema que estás
tratando y poder oír otras cosas. Somos atomistas, sí, pero a veces es que no
nos queda más remedio. Pero eso no significa ser egoístas, porque luego hay que
compartir ese conocimiento.
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¿Está la
sociedad joven andaluza aletargada?
Depende de las
muestras que cojas. Mis alumnos son buenísimos, no están aletargados, el 70% de
ellos están deseando aprender. Pero eso no es una muestra de la sociedad joven
andaluza. Recientemente he visto un video en el que le preguntaban a jóvenes
quién era Adolfo Suárez y era decepcionante escuchar sus respuestas. Pero no
puedes deprimirte, porque no es la mayoría. Se realizan estudios, pero en el
caso de la universidad no. Se debería intentar hacer público el número de
alumnos que se presentan a las asignaturas, más que el índice de aprobados o
suspensos. Eso nos daría una idea del interés del alumnado y de cómo está
organizada la docencia en la universidad.
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Usted
perteneció a la plataforma Andaluces por
el cambio, ¿qué cambios propone?
Hasta el año 81
estuve militando en el PC, después en IU y luego me cansé. Me parecía un
esfuerzo inútil. Después por medio de un amigo me asomé al proyecto del PP Andaluces por el cambio, porque me
parecía que algo así era necesario en Andalucía. Pero llegó un momento en el
que aquello se fue muriendo. Desde el PP
se empezó a apostar más por el partido que por la sociedad civil. Y, en mi
opinión, eso les hizo perder los votos en las siguientes elecciones. Para mí es
un fallo no abrir a la sociedad lo que se quiere hacer. Después desapareció y
no volvimos a ser convocados nunca. Yo tuve una experiencia muy mala en una de
las reuniones. Fui a una reunión realizada por ellos, di mi charla y en la
última jornada, impartida por una persona del partido, yo quise participar en
la discusión posterior, pero me dijeron que no había debate. Yo si no se puede
debatir prefiero que no me llamen. Y así fue, no me llamaron más.
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Hablando
de cambios, ¿cabe pensar que son las élites intelectuales las que abogan por el
cambio y no la propia sociedad andaluza?
Las élites pertenecen
a la sociedad andaluza también. En la sociedad hay una gran parte que cree en
la existencia del maná y no quieren que se produzcan cambios. El que piensa así
ya tiene su maná que cae del cielo y no necesita nada más. Si lo tienes todo
resuelto es normal que no quieras cambiar. La cuestión es: ¿cuántos andaluces
descubren que el maná no existe y que tenemos que resolverlo todo nosotros? La
sociedad es la que tiene que resolver sus problemas, aunque los políticos nos
engañen diciendo que van a salvarnos. Si los andaluces se dan cuenta de eso
podríamos acabar con muchas tendencias que nos están arrastrando al precipicio.
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Las
vanguardias siempre han sido impulsoras de cambios, tanto en la sociedad, como
en las estructuras de poder, ¿cabe la existencia de una vanguardia andaluza?
A mí eso no me
gusta. No creo que deba existir una élite que sea la que tenga que arrastrar a
los demás. Debe haber personas que sean referentes, personas cuyos análisis sirvan
para hacer reflexionar a la sociedad.
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